Para poder erradicar la lacra del hambre en el mundo no va a quedar más remedio que aceptar las nuevas técnicas de mejora de los cultivos artificialmente. El problema verdadero, según mi modo de entenderlo, es que los gobiernos y las sociedades en general deberán encontrar un modo de equilibrar las producciones de alimentos modificados con la agricultura tradicional, en algunos países desarrollados esto ya se está haciendo y parece ser que con bastante éxito, eso sí, las legislaciones son muy claras al respecto y los consumidores están bien informados, no sólo saben lo que son los diferentes cultivos y sus diferencias y riesgos sino que también a la hora de adquirir los productos derivados de ellos tan solo tienen que echar un vistazo a las etiquetas de estos para saber lo que están comprando.
Si las cosas se hicieran bien en la mayoría de los países, el único problema que tendría la población con este tema se limitaría a tener que elegir que tipo de producto le gusta más o le infunde más seguridad a la hora de consumirlo y luego los hábitos de consumo y las necesidades reales de cada país harían el resto sin más complicaciones.
Ya, ya lo sé, Utopialand no existe.