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viernes, 29 de abril de 2011

4 ideas claras: No todo es racional: la gestión adecuada de las emociones III...

No podemos dejar de sentir emociones y no podemos actuar como si no existiesen. 






Ante esta situación habrá quien se plantee afrontarlas directamente, una a una, elaborando técnicas y actitudes que le permitan solventar los problemas que crean. Si bien esto no es imposible en la teoría, es irrealizable en la 
práctica.

Aunque existen personas que están particularmente dotadas para afrontar y controlar sus emociones, y esta sea una habilidad que puede entrenarse, démonos cuenta de que hay que gestionar no sólo las emociones que surgen en nosotros, cuando lo hacen, sino que también hay que gestionar las de nuestros interlocutores. Imagínate en medio de una negociación un poco tensa: tu hartazgo, su miedo, la sospecha del otro, la ira de tu compañero, el desaire al tercer negociador de la otra parte. 

Y se pueden listar no menos de 50 emociones básicas (positivas y negativas).

Así, quien pretenda afrontar directamente las emociones tiene que ser consciente de las emociones que siente en cada momento, interpretar (correctamente) las que sienten los demás, decidir cómo comportarse y esperar a ver el efecto de su comportamiento. 

Todo lo anterior a la vez que se lleva adelante el objetivo principal de la reunión/presentación/negociación. 

Por si fuera poco, las emociones son terriblemente contagiosas, con lo que nos podemos encontrar con escaladas en lo positivo y lo negativo que escaparán rápidamente de nuestro control.

No podemos, por tanto, esperar afrontar con éxito una gestión directa de las emociones. Entonces, ¿qué hacer si no podemos ignorarlas? La respuesta está en el hecho de que las emociones no son más que un síntoma. Al igual que en una enfermedad, debemos centrarnos en la causa de la enfermedad y no en los síntomas. 

La causa de las emociones es, en lo que a nosotros nos interesa ahora, nuestra propia naturaleza de mamíferos. Iremos explorando lo que esto significa.

Idea clara: No puedes afrontar las emociones directamente. Las emociones son los síntomas de unas necesidades básicas de fondo. Enfócate en satisfacer las necesidades básicas tanto tuyas como de tus interlocutores.  

El lado oscuro de los biocombustibles

El lado oscuro de los biocombustibles


Fotografía de Bukit Timah Nature Reserve, Singapur, Asia - Singapur - AsiaAún no son muchas las gasolineras que tienen surtidores de bioetanol o biodiésel. Pero la Unión Europea se puso el objetivo de que, para 2020, el 10% del combustible que mueva los coches europeos sea de origen vegetal y no del petróleo. Los biocombustibles prometen mayor independencia de los fósiles, una menor emisión de gases de efecto invernadero y, en una especie de círculo virtuoso, el desarrollo económico de las zonas productoras de la materia prima, la mayoría en países del Tercer Mundo. Sin embargo, los biocombustibles empiezan a revelar su auténtico rostro y no es tan virtuoso como nos habían hecho creer. Aumento del precio de productos básicos, violación de derechos humanos y deforestación son algunas de las consecuencias de que los europeos quieran ser más ecológicos cuando llenan el depósito de su coche.
El Nuffield Council on Bioethics, una organización integrada por expertos de las principales universidades británicas, acaba de publicar su informe Biocombustibles: Cuestiones éticas. Tras repasar la legislación europea y los actuales sistema de producción de biocombustibles, llegan a la conclusión de que Europa está incentivando un modelo con demasiados efectos secundarios. Proponen establecer una serie de principios éticos que deban cumplir las importaciones, en la línea del comercio justo, e impulsar una segunda generación de combustibles verdes que sí cumplan con las promesas.
Los dos principales biocombustibles para el transporte son el bioetanol, que se obtiene en especial del maíz y la caña de azúcar, y el biodiésel, hecho de aceites de palma y colza.  LaDirectiva Europea de Energías Renovables que el 10% del combustible para el transporte debe provenir de fuentes renovables en el año 2020.  Para cumplir con estos objetivos, los biocombustibles están siendo importados de países que no tienen políticas responsables o exigibles en materia de cambio climático o derechos humanos.
“La rápida expansión de la producción de biocombustibles en el mundo en vías de desarrollo ha dado lugar a problemas como la deforestación y el desplazamiento de las poblaciones indígenas”, explica la profesora de la Universidad de Edimburgo, Joyce Tait, y directora del equipo de investigación autor del estudio.  ”Queremos una estrategia más sofisticada que tenga en cuenta las consecuencias profundas de la producción de biocombustibles”, añade.
La investigación se detiene en tres escenarios diferentes para ilustrar otros tantos efectos perversos de los biocombustibles. Los EEUU son el mayor productor mundial de bioetanol. En 2009, produjeron unos 40.000 millones de litros de etanol, la mayoría obtenido a base de maíz. La crisis del petróleo de 1973 llevó al primer plano el problema de la seguridad del suministro de energía. El Gobierno estadounidense decidió subvencionar un etanol alternativo. Pero, la vuelta a la normalidad, a los precios bajos, en los años 80, hizo que el proyecto se aparcara. Sólo en esta década, con el problema de las emisiones de los combustibles fósiles, volvieron las subvenciones. Para una agroindustria del maíz acostumbrada a la sobreproducción, el bioetanol ha sido una bendición.
El problema es que el precio del maíz empezó a subir. El excedente que antes se vendía como forraje a los ganaderos estadounidenses y mexicanos empezó a escasear y éstos últimos no tuvieron otra que usar maíz blanco para alimentar a sus animales. Durante 2006 y 2007 se produjeron los llamados disturbios de la tortilla. Los mexicanos se echaron a la calle para protestar por la subida en el precio de su pan. Aunque hay estudios contradictorios sobre su alcance, todos coinciden en que los biocombustibles han provocado la subida del precio de alimentos, algunos básicos.
En Brasil hay unos 7,8 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de la caña de azúcar. Un producto que vivía sus horas más bajas, vencido por los edulcorantes industriales, ha reverdecido gracias al bioetanol, del que se ha convertido en el primer exportador del mundo. Gracias al consumo interno de este combustible, Brasil ha reducido las emisiones de su transporte. Sin embargo está perjudicando el balance mundial de emisiones. La razón es sencilla, la caña de azucar se está extendiendo a costa de deforestar amplias zonas arboladas que ayudaban a la captura mundial de CO2. Otro problema que denuncia el informe es que nuevas formas de esclavitud están emergiendo en el cultivo de la caña. Además, el 3% de los empleados en los campos para producirla son niños.
El último caso en el que se han detenido es el del cultivo de la palma en Malasia para obtener biodiésel de su aceite. Segundo productor mundial de aceite de palma, obtuvo 288 millones de litros de biodiésel en 2009. El problema es que, para conseguirlo, cada año pierde el 1,7% de su masa forestal lo que, en una de las pocas zonas donde aún quedan selvas tropicales, está dañando la biodiversidad del planeta. No sólo se trata de que se está llevando a los orangutanes a la extinción, también se está acabando con los espacios donde viven varias tribus, en especial en la isla de Borneo.
Para intentar enderezar esta situación, los autores del estudio proponen una serie condiciones éticas para todos los biocombustibles producidos e importados a Europa:
1 El desarrollo de los biocarburantes no debe hacerse a expensas de los derechos humanos.
2 Los biocombustibles debe ser sostenibles.
3 Los biocombustibles deben contribuir a una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
4 Los biocombustibles deben adherirse a los principios del comercio justo.
5 Los costes y beneficios de los biocarburantes deben ser distribuidos de manera equitativa.
“Estas condiciones éticas deben ser reforzadas mediante un sistema de certificación, algo así como el régimen de comercio justo del cacao y el café”, explica la profesora Tait.  ”Esto crearía un mercado para los biocombustibles mediambientalmente sostenibles y respetuosos con los derechos humanos”, añadió.

jueves, 28 de abril de 2011

Experientia docet: La brillante idea del Dr. Hawking

Experientia docet: La brillante idea del Dr. Hawking





En 1974 Stephen Hawking llegó al convencimiento teórico de que los agujeros negros no podían ser negros, si acaso gris muy oscuro. Un agujero negro se dice que es negro porque se supone que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de su atracción gravitatoria. Según Hawking, sin embargo, debido a una de esas rarezas de la mecánica cuántica, un agujero negro debería brillar muy muy débilmente, como los rescoldos en una hoguera a punto de apagarse. Las implicaciones eran tremendas. Al emitir, la que dio en llamarse radiación de Hawking, un agujero negro iría perdiendo gradualmente energía y masa. Si no consigue incorporar más masa terminaría evaporándose completamente, como un charco en un cálido día de verano.
El problema del resultado de Hawking es que, como corolario, predecía que la temperatura típica a la que un agujero negro emite radiación debería ser del orden de una milmillonésima de la radiación de fondo que dejó el mismísimo Big Bang. Por tanto, la comprobación experimental observando la radiación emitida por un agujero negro es imposible, hoy por hoy, en la práctica.
En un artículo [1] subido a arXiv, y aceptado para publicación en Physical Review Letters, un equipo de investigadores dirigido por Daniele Faccio de la Universidad de Insubria (Italia) afirma, sin embargo, que ha detectado la radiación de Hawking en el laboratorio. No necesitaron crear un agujero negro, simplemente dispararon pulsos de luz láser a un bloque de vidrio. Esto creó una región de la que la luz no podía escapar (análoga a una agujero negro) y también su opuesta, una región en la que la luz no podía entrar. Cuando el equipo de investigadores enfocó una cámara apropiada al bloque de vidrio, recogieron el débil resplandor de la radiación de Hawking.
Pero, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Cómo se relaciona lo que ocurre en un trozo de vidrio en la mesa de un laboratorio con uno de los objetos más espectaculares del universo?
Si una estrella moribunda tiene masa suficiente, puede colapsar y formar una región de densidad infinita llamada singularidad. La gravedad de un objeto así es tan intensa que nada, ni siquiera la misma luz, puede librarse de ella si se le ocurre pasar lo suficientemente cerca de él. El límite a partir del cual ya no hay escape se llama horizonte de sucesos.
En el año 1974 Hawking se paró a considerar qué pasaba justo en el borde del horizonte de sucesos. Según la mecánica cuántica, el espacio vacío es cualquier cosa menos vacío. Más bien es un caldero en ebullición de partículas evanescentes. Durante breves períodos de tiempo, estas partículas pasan a la existencia desde la pura nada, dejando atrás agujeros en la nada. Estos agujeros son sus antipartículas. Poco tiempo después, la partícula y su agujero se recombinan, y vuelve la nada.
Si resulta que el par partícula-agujero aparece en el borde de un horizonte de sucesos, puede ocurrir que la partícula o su agujero crucen el horizonte de sucesos para nunca más volver. Al otro componente del par no le queda otro remedio que hacerse real. Estas partículas, la mayor parte de las cuales son fotones, son las que constituyen la radiación de Hawking, y como los fotones y los antifotones son iguales, los agujeros contribuyen de la misma manera que las partículas.
Pero ¿de dónde viene la energía de estos fotones que han surgido de la nada? Del mismo agujero negro, que de esta forma se evapora gradualmente. La radiación de Hawking une campos tan aparentemente inconexos como la gravitación, la mecánica cuántica y la termodinámica, convirtiéndose por ello un concepto importante de la física teórica de los últimos 30 años.
En 1981 este concepto se vio ampliado. William Unruh de la Universidad de British Columbia (Canadá) puso de manifiesto [2] que los agujeros negros son realmente ejemplos extremos de una clase más amplia de sistemas físicos que pueden formar horizontes de sucesos. Consideremos, por ejemplo, un lago de aguas tranquilas. Si tiramos una piedra veremos cómo las ondas que origina se expanden en círculos en todas direcciones. Si hacemos el experimento cerca de una salida del lago donde el agua comienza a moverse, veremos que las ondas ya no son circulares sino que se ven deformadas en la dirección del movimiento. Si existiese una zona de aguas rápidas en la salida, llegaría un momento en la que la velocidad sería tan alta que las ondas de la superficie ya no pueden ir corriente arriba. Se ha formado un horizonte de sucesos en el curso de agua, las ondas ya no pueden escapar si lo sobrepasan. En la imagen vemos que las perturbaciones del agua que cae no consiguen afectar a la placidez de la del lago de arriba, ya que han sobrepasado el horizonte de sucesos, que está unos metros antes de la salida del agua.
Lo que el equipo de Faccio ha sido capaz de hacer es una versión de este fenómeno en la que intervienen fotones. Se basan en que, conforme el pulso de luz láser se mueve a través de la pieza de vidrio (sílice fundida), cambia el índice de refracción del mismo (la velocidad a la que la luz se mueve a través del material) por tratarse de un medio no lineal (para saber por qué ocurre esto se puede leer a Migui o aFrancis). La luz en la proximidad del pulso se ve más y más ralentizada conforme el índice de refracción va cambiando con el paso del pulso.
Para ver cómo un pulso “A” puede actuar como un agujero negro, imagina que lo enviamos tras otro más débil y lento, “B”. Poco a poco A va alcanzando a B, reduciendo la velocidad de la luz en las proximidades del pulso lento, B. Esto ralentizará aún más el pulso lento B hasta que finalmente se desacelere tanto que se pare. Básicamente, el frente del pulso perseguidor A lo ha “capturado”, actuando como el horizonte de sucesos de un agujero negro.
Ahora imagina que enviamos otro pulso “C” tras el A, pero C es más débil. Conforme C se acerca a la cola de A también reduce la velocidad (porque la velocidad de la luz en el vidrio que está atravesando ha sido reducida por el paso de A). Cuanto más se acerca, más lento viaja, y nunca puede terminar de alcanzarlo. La cola de A se ha convertido también, por tanto, en otro horizonte de sucesos. En este caso, sin embargo, impide que las cosas entren más que evitar que salgan. Parece la antítesis de un agujero negro, por lo que podemos llamarlo un agujero blanco.
En el experimento llevado a cabo, no había pulsos B ni C. Su papel lo representaban los fotones evanescentes que surgían de la nada alrededor de A. Conforme el pulso pasaba a través del vidrio, sus horizontes de sucesos podrían haber “barrido” algunos de estos fotones, produciendo la radiación de Hawking con los que dejaban atrás.
Cuando el equipo de investigadores enfocó la cámara y disparó 3600 pulsos del láser, registró un débil resplandor precisamente en el rango de frecuencias que la teoría de Hawking predice. Tras una cuidadosa consideración y descarte de otras posibles fuentes para esta luz, concluyen que han observado realmente la radiación de Hawking por primera vez.
Aunque estos estudios no pueden probar con certeza que los agujeros negros emiten radiación y se evaporan, sí apoyan las ideas que usó Hawking en su razonamiento

4 ideas claras: No todo es racional: la gestión adecuada de las emociones II...

 No podemos dejar de sentir emociones, lo que nos obliga a gestionarlas. Existen tres formas de hacerlo, pero sólo una es 
la correcta.


 Imaginemos hoy que tú, querido lector, eres de los que piensas que todo esto de las emociones es de debiluchos y académicos; que lo mejor que se puede hacer es ignorarlas y centrarse en el trabajo: la negociación con el cliente, la discusión con el compañero, la reunión con el jefe, redactar el informe para la central o explicar los fundamentos de la trigonometría. 


Pues bien, de las tres formas de afrontar las emociones actuar como si no existiesen es, sin ningún género de dudas, la peor.

Y es que las emociones tienen tres efectos principales, queramoslo o no. A saber:

  1. Las emociones afectan a nuestro cuerpo, a nuestra fisiología: nos hacen sudar, sonrojar o reír, o 

    nos descontrolan nuestro sistema excretor, entre otros efectos. Incluso si intentas reprimir la 

    expresión visible del efecto de la emoción, la alteración fisiológica sigue estando ahí, generando 

    estrés. Este estrés hace que te sea más difícil concentrarte en lo importante.
  2. Las emociones afectan a nuestra capacidad de raciocinio. Nuestro nivel consciente tiene una 

    capacidad muy limitada, si se ve invadido por las emociones queda menos capacidad de 

    procesamiento para razonar lógicamente: si las emociones son negativas (enfado, ira, envidia, 

    decepción, etc.) disminuyen peligrosamente los niveles de escucha activa; si lo es por las emociones 

    positivas, es menos probable que rechaces ideas y te muestras menos crítico y más abierto a aceptar 

    propuestas (como bien sabemos los vendedores).
  3. Las emociones afectan al comportamiento. Efectivamente, no sólo afectan a lo que pensamos 

    también a lo que hacemos. Prácticamente cualquier emoción tiene una respuesta conductual 

    asociada, después de todo somos mamíferos.

Idea clara: No puedes ignorar las emociones, aunque sólo sea porque ellas no te ignorarán a ti.

LA CONSCIENCIA

Estamos lejos de comprender el salto cualitativo que supone pasar de la actividad neuronal del cerebro a la experiencia consciente



La consciencia no es un fenómeno todo-o-nada, sino que existen diversos niveles de consciencia. Y la transición de la inconsciencia a la consciencia no es simplemente un cambio de una inactividad a una actividad neuronal, sino que supone un cambio en lo que hacen las neuronas, cambio que hoy por hoy es desconocido. El dualismo que subyace a algunas de las teorías sobre la consciencia plantea la cuestión de cómo superarlo, ya que este dualismo no ha podido aclarar cómo es posible que un ente inmaterial pueda interaccionar con la materia que es el cerebro. Estamos lejos de comprender el salto cualitativo que supone pasar de la actividad neuronal del cerebro a la experiencia subjetiva de la consciencia. Por Francisco J. Rubia.



La consciencia es un enigma, probablemente el mayor enigma tanto en filosofía como en ciencia. Las cuestiones fundamentales que plantea son: ¿qué es la consciencia? ¿de dónde procede? y ¿para qué sirve?


El filósofo australiano David J. Chalmers distingue entre los “problemas fáciles” y el “problema duro o difícil” (hard problem) de la consciencia. Los problemas fáciles tratan la consciencia como una facultad mental más y analizan temas como la discriminación entre estímulos sensoriales, la integración de la información para guiar el comportamiento o la verbalización de estados internos, cómo se integran los datos sensoriales con la experiencia del pasado, cómo focalizamos la atención o lo que distingue el estado de vigilia del sueño. Pero el “problema difícil” de la consciencia es saber cómo los procesos físicos cerebrales dan lugar a la consciencia, cómo las descargas de millones de neuronas pueden producir la experiencia consciente, la experiencia subjetiva.
Si ser consciente implica la existencia de un “yo” y este yo, como nos dice la neurociencia, es una ficción, ¿qué consecuencias tendría este hecho para la consciencia? Por otra parte, ¿existe un solo yo? El psicólogo estadounidense William James planteó la existencia de al menos tres yos diferentes: un yo material, otro social y un tercero espiritual. Además, los enfermos con cerebro escindido han mostrado que pueden surgir tras la separación del cuerpo calloso dos yos distintos.
El psicólogo californiano Michael Gazzaniga dice que el hemisferio izquierdo es dominante para la mayoría de las funciones cognoscitivas, como la resolución de problemas, mientras que el hemisferio derecho es muy deficiente para resolver problemas difíciles. El resultado de muchos años de investigación sobre el cerebro hendido le hace concluir que el hemisferio derecho tiene una experiencia consciente muy diferente de la exacta y literal del hemisferio izquierdo.
Aunque ambos son conscientes, la consciencia del cerebro izquierdo supera con mucho a la del derecho. ¿Cuál sería pues el sustrato neuronal que hace surgir estos dos tipos de consciencia en los hemisferios cerebrales? Existe un “vacío explicativo”, como dice el filósofo de Harvard, Joseph Levine, entre las funciones cerebrales y la experiencia subjetiva.
La cuestión fundamental es, pues: ¿cómo podemos superar el abismo que separa lo objetivo y lo subjetivo, el cerebro y la experiencia consciente? Es un planteamiento muy parecido al planteamiento tradicional cuerpo/alma o mente/cerebro, que han discutido los filósofos desde hace más de 2.000 años.
Y aún siguen discutiendo.


Otra cuestión que se plantea es la siguiente: si un sistema, como el cerebro, puede resolver problemas y procesar información de manera inconsciente, ¿para qué sirve la consciencia?
 Algunos filósofos afirman que cuando comprendamos suficientemente bien el funcionamiento del cerebro, el concepto de consciencia se disipará del mismo modo que se disipó el concepto del flogisto una vez que se comprendió el proceso de la oxidación. El flogisto era un hipotético constituyente volátil de todas las sustancias combustibles que, según se creía, se iberaba en forma de llama durante la combustión.


Sir Charles Sherrington, premio Nobel de Medicina y Fisiología del año 1932, era de la opinión que la consciencia era científicamente inexplicable. Y el psicólogo Stephen Pinker, de la Universidad de Harvard, piensa que puede que podamos entender la mayoría de los detalles de cómo funciona la mente, pero la consciencia puede permanecer oculta. También el filósofo británico Colin McGinn opina que el problema es demasiado difícil para nuestras mentes limitadas, añadiendo que estamos cerrados cognoscitivamente ante ese problema. Afortunadamente, no todos los científicos y filósofos piensan lo mismo.



Definición de consciencia
La consciencia es un concepto que entendemos intuitivamente, pero que es difícil o imposible de describir adecuadamente en palabras. Se puede decir que consciencia es el estado subjetivo de apercibir algo, sea dentro o fuera de nosotros mismos.
No existe ninguna definición consensuada de la consciencia. Pero consciencia significa experiencia subjetiva, o sea, lo opuesto a objetividad. En algunos escritos la consciencia es considerada sinónimo de mente. Pero la mente incluye procesos mentales inconscientes, y puede definirse como el funcionamiento del cerebro para procesar información y controlar la acción de manera flexible y adaptativa.
La consciencia tiene contenidos, pero aunque pueda tener una enorme variedad de contenidos no puede tener muchos al mismo tiempo. La consciencia no es un fenómeno pasivo como respuesta a estímulos, sino un proceso activo de interpretación y construcción de datos externos y de la memoria relacionándolos entre sí.
Se ha equiparado la consciencia a la vigilia, pero estar despierto no es lo mismo que ser consciente de algo en el sentido de apercibirse de algo. En el sueño podemos apercibir imágenes mentales visuales o auditivas.
Los actos voluntarios y la toma de decisiones son aspectos importantes de la experiencia consciente. Por ello, uno de los significados más comunes de consciencia es que es un sistema de control ejecutivo que supervisa y coordina las actividades del organismo.
Para el profesor de psicología de la Universidad de Princeton, Philip Johnson-Laird, el cerebro es un sistema organizado jerárquicamente que procesa información en paralelo y cuyo nivel más alto que controla la conducta corresponde a la consciencia, aunque interacciona con varios subsistemas inconscientes.
Se ha considerado a la consciencia íntimamente relacionada con la memoria operativa, la atención y el procesamiento controlado. La memoria operativa es importante para la solución de problemas, la toma de decisiones y la iniciación de la acción. La relación con la atención es clara: prestar atención a algo es ser consciente de ese algo. El ejemplo más clásico de atención selectiva es el conocido como “efecto cocktail party”, por el que seleccionamos información interesante en medio de un gran ruido de fondo.
También se ha considerado la consciencia como sinónimo de auto-consciencia. Pero como se puede ser consciente de muchas cosas que no son la propia persona, hoy se estima que la auto-consciencia es una forma especial de la consciencia.
Todo el mundo sabe lo que es consciencia, dicen el fallecido premio Nobel Francis Crick y su colaborador alemán Christof Koch, pero mientras sepamos tan poco de ella, lo mejor es no dar ninguna definición que pueda inducir a errores o que sea restrictiva, o ambas cosas a la vez.
En la bibliografía anglosajona se utilizan dos palabras distintas que en español se suelen traducir por consciencia. La primera es “awareness”, que yo traduzco por apercepción; la segunda es "consciousness" que se traduce por consciencia. Esta diferenciación es importante, ya que existe la expresión en inglés “unconscious awareness” que se traduciría por “apercepción inconsciente”, lo que sería imposible si la palabra “awareness” se tradujese por consciencia, como suele hacerse.
Algunos autores definen la apercepción como un estado en el que tenemos acceso a cierta información que puede usarse para controlar la conducta. La consciencia está siempre acompañada de apercepción, pero la apercepción no tiene por qué estar acompañada por consciencia.
Se pueden distinguir dos tipos de consciencia. La consciencia primaria, que es la experiencia directa de percepciones, sensaciones, pensamientos y contenidos de la memoria, así como imágenes, ensueños y sueños diurnos. La consciencia reflexiva es la experiencia consciente per se. Este tipo de consciencia es necesaria para la auto-consciencia, que implica darse cuenta de ser un individuo único, separado de los demás, con una historia y un futuro personales. La consciencia reflexiva incluye el proceso de integración, o sea, de observar la propia mente y sus funciones; con otras palabras: conocer que se conoce. En realidad, la experiencia consciente en el humano adulto normal implica tanto la consciencia primaria como la consciencia reflexiva.



Características de la consciencia
William James, padre de la psicología norteamericana, en sus Principios de Psicología describió cinco características de alto nivel de la consciencia que aún siguen vigentes. Son las siguientes:
1) Subjetividad: Todos los pensamientos son subjetivos, pertenecen a un individuo y son sólo conocidos por ese individuo 2) Cambio: Dentro de la consciencia de cada persona, el pensamiento está siempre cambiando 3) Intencionalidad: La consciencia es siempre de algo, apunta siempre a algo 4) Continuidad: James utilizó siempre la expresión “curso de la consciencia” para dar a entender que la consciencia parece ser siempre algo continuo 5) Selectividad: Aquí James se refirió a la presencia de la atención selectiva, o sea que en cada momento somos conscientes de sólo una parte de todos los estímulos Características de la consciencia
William James, padre de la psicología norteamericana, en sus Principios de Psicología describió cinco características de alto nivel de la consciencia que aún siguen vigentes. Son las siguientes:
1) Subjetividad: Todos los pensamientos son subjetivos, pertenecen a un individuo y son sólo conocidos por ese individuo 2) Cambio: Dentro de la consciencia de cada persona, el pensamiento está siempre cambiando 3) Intencionalidad: La consciencia es siempre de algo, apunta siempre a algo 4) Continuidad: James utilizó siempre la expresión “curso de la consciencia” para dar a entender que la consciencia parece ser siempre algo continuo 5) Selectividad: Aquí James se refirió a la presencia de la atención selectiva, o sea que en cada momento somos conscientes de sólo una parte de todos los estímulos


A pesar de la enorme variedad de percepciones y pensamientos de naturaleza siempre cambiante tenemos la impresión de que nuestra consciencia es algo unificado y continuo. Esta sensación de unidad de la consciencia algunos autores la consideran una ilusión.
 

miércoles, 27 de abril de 2011

4 ideas claras: No todo es racional: la gestión adecuada de las emociones..


 "Los seres humanos no somos ordenadores. Cada vez que interactuamos, sobre todo cuando hay mucho en juego, nuestras emociones están ahí y, si no las sabemos gestionar de forma 


adecuada, pueden significar que esa interacción, sea ésta una


 negociación con un cliente, una broma pesada de un 


compañero, la orden equivocada de un jefe o 


la falta de disposición de un subordinado, tenga consecuencias 


inesperadas y mucho peores de lo que debería haber tenido.



¿Qué es lo que hace a las emociones tan 


problemáticas? En primer lugar, nos 


pueden distraer de lo que es realmente 


importante (conseguir el pedido a un 


precio justo, dejar claro que entiendes 


que es una broma pero que no te gustan 


de ese estilo y que no quieres que se 


repitan, hacer ver que la orden es 


equivocada, que la  tarea se haga 


adecuadamente manteniendo tu 


autoridad) y hacer que nos centremos en atacar al otro o en 


defendernos. 


Pueden dañar, por tanto, la relación, ya que reducen nuestra 


capacidad de actuar sabiamente. Finalmente, aumentan nuestra 


vulnerabilidad.

 Efectivamente, si la otra parte es capaz de leer en nosotros 


nuestras reacciones 


emocionales puede llegar a saber cómo valoramos una 


propuesta, cuánto nos afecta un asunto o cuánto estimamos una 


relación: y toda esta información puede usarse en 


nuestra contra.

Pero no todo es negativo. Las emociones positivas pueden ser 


extremadamente útiles 

a la hora de buscar una solución creativa a un problema o a la 


hora de fortalecer una 

relación. Las emociones positivas reducen el miedo y la 


sospecha, no ves un 

adversario ves un colega. De igual manera no tienen por qué 


incrementar la 

probabilidad de a ser explotado, pero sí debemos tomar la 


precaución de que sea 

nuestro yo racional el que compruebe los acuerdos o las 


resoluciones.

Existen tres formas de gestionar las emociones, pero sólo una es 


la correcta. Las iremos viendo.

Idea clara: De la misma forma que no puedes dejar de pensar, no 


puedes dejar de tener emociones. Debes gestionarlas antes de que 


ellas te lleven al desastre.
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