Cerramos los ojos y callamos. Compramos lo innecesario y nos hacemos cómplices de la codicia indecente de unos pocos. Cómplices. Vemos un crimen y no lo denunciamos. Somos cómplices.
Hola Chuan, es muy bueno tu comentario, bueno de veras, lo más sangrante es que esto se sabe desde hace muchos años y los progresos que se hacen en algo tan elemental como los derechos humanos son muy pocos, algo que debería ser relativamente fácil para las grandes potencias del mundo y sus aliados, se vuelve casi una simple anécdota publicada en novelas y medios de comunicación varios cuando anda involucrado uno de los negocios más rentables y útiles del mundo. Se dice que el ser humano es el único que tropieza con la misma piedra, pues bien cuando se trata de materias primas deber ser el único que se tropieza con la misma piedra millones de veces a lo largo de los siglos incluso cuando a la larga lo pague muy caro.
Cerramos los ojos y callamos. Compramos lo innecesario y nos hacemos cómplices de la codicia indecente de unos pocos.
ResponderEliminarCómplices.
Vemos un crimen y no lo denunciamos. Somos cómplices.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Chuan, es muy bueno tu comentario, bueno de veras, lo más sangrante es que esto se sabe desde hace muchos años y los progresos que se hacen en algo tan elemental como los derechos humanos son muy pocos, algo que debería ser relativamente fácil para las grandes potencias del mundo y sus aliados, se vuelve casi una simple anécdota publicada en novelas y medios de comunicación varios cuando anda involucrado uno de los negocios más rentables y útiles del mundo. Se dice que el ser humano es el único que tropieza con la misma piedra, pues bien cuando se trata de materias primas deber ser el único que se tropieza con la misma piedra millones de veces a lo largo de los siglos incluso cuando a la larga lo pague muy caro.
ResponderEliminar