Estos últimos días observaba perpleja como se estaban desarrollando los acontecimientos en torno a una nueva alerta sanitaria originada en Alemania, esta vez los productos malditos eran unos pepinos de procedencia española que se vendían en el mercado central de la ciudad de Hamburgo.
El brote mortal en cuestión, está causado por una nueva variante muy agresiva de E. coli, que ha matado ya a 16 personas e infectado a 1400 según las autoridades sanitarias de la ciudad de Hamburgo hasta el momento.
En un principio, después de analizar a los pacientes y las sustancias que habían ingerido, se llegó a la conclusión de que los causantes de esta infección habían sido unos pepinos de procedencia española, que tras varios análisis dieron positivo, las primeras informaciones sugerían que estaban infectados por E. coli.
A partir de ahí, se desbordaron los acontecimientos, en primer lugar los pepinos españoles fueron bloqueados para su consumo en Alemania, luego se extendió la alarma sanitaria a otros países del entorno como Austria, Rusia y el Reino Unido y por último han sido bloqueados todos los productos hortofruticolas procedentes de España hasta nuevo aviso, con el consiguiente cabreo de las autoridades españolas y los productores que niegan que los productos españoles representen una amenaza para la salud.
De hecho , aquí se siguen consumiendo pepinos con normalidad sin que haya habido ningún problema sanitario (por lo menos a nivel oficial), sólo se ha dado un caso,concretamente el de un Guipuzcoano que ha sido infectado pero acaba de regresar de Alemania, por lo que todo apunta a que se infectó allí.
Las últimas noticias no son mejores, las autoridades sanitarias de Hamburgo descartan que los pepinos españoles hayan sido los causantes del brote de E.coli, el estudio comparativo realizado en el laboratorio ha evidenciado que la variante agresiva y resistente de esta bacteria descubierta en las heces de los afectados, la "O104" no coincide con la descubierta en los pepinos del mercado central de Hamburgo.
Pero consideran correcta su controvertida denuncia de la pasada semana, argumentando que aunque los productos españoles no son los causantes del brote ,sí que presentan otros patógenos de riesgo para la salud humana que había que hacer públicos.Ahora, las cepas descubiertas en los pepinos, serán enviadas al Instituto virológico Robert Koch de Berlin, el organismo federal competente, y al centro europeo de referencia, situado en Roma, para su completa tipificación.
Por lo que la situación vuelve a estar como al principio, sin la fuente originaria del brote sin identificar , lo que conlleva que no se pueda dar por superado el pico de la infección, esperándose nuevos casos por E.coli en los próximos días.
Todos estos datos han sido matizados por la Comisión Europea, según la cual, los casos que tienen de fallecimientos en Alemania que se pueden vincular sin ninguna duda con la bacteria E. coli, no son más de tres personas, a no ser que las autoridades alemanas les estén informando con retraso.
Pese a que Alemania ya ha confirmado que el brote no procede de los pepinos nacionales, Alemania, Bélgica, Austria, Rusia , Reino Unido, Finlandia , entre otros países han prorrogado el veto a la importación.
Entre los sectores afectados con pérdidas millonarias se encuentran además del Agroalimentario, el sector de transporte de estos productos y también se teme que pueda ser afectado el turístico.
Si todo esto no fuera lo suficientemente preocupante, muertes y enfermedades por la íngesta de alimentos en mal estado, una vez más tenemos que asistir al espectáculo subrealísta que se suele montar cuando se mezclan los intereses económicos con problemas sanitarios que afectan y mucho a la sociedad y a los individuos en particular.
Estos últimos días aquí en España hemos pasado de la posibilidad de que fueran pepinos procedentes de España los causantes del problema sanitario alemán, a la negación de los hechos de un día para otro concretamente desde que se produjo el veto a los productos españoles.
Y como siempre en estos casos , no han faltado los actos de alguna autoridad competente relacionada con el sector afectado haciendo alardes de gallardía y osadía, por ejemplo, comiéndose un pepino incluso sin pelar (supongo que previamente lavado), para ser inmortalizada en la foto de rigor, así como las distintas informaciones y opiniones descalificando la actuación alemana por alarmista y en base al enorme perjuicio económico originado al sector. ¿Si me mata un pepino u otro producto, qué leches me tiene que importar el perjuicio económico ?, pienso yo.
Incluso se ha dejado entrever que todo ha sido una conspiración en contra del sector, por el malestar que tenían los alemanes en referencia a otros asuntos.
Vaya!, que la noticia podía haber sido como sigue: Se ha detectado un brote infeccioso causado por unos pepinos de procedencia española, una vez entrevistados dichos pepinos en el mercado central de Hamburgo, estos han declarado: No fuimos nosotros, no puede ser porque todavía no nos han comprado, y además nosotros también estamos muy malitos, nos acaban de informar que de todas formas tenemos sustancias nocivas para la salud.
Estas declaraciones han hecho sospechar a los pepinos españoles afincados en España que todo ha sido una conspiración de los pepinos extraditados a Alemania por su malestar al no haber sido previamente tratados de su supuesta enfermedad en España poniendo sobreaviso a las autoridades alemanas.
Además los pepinos afincados en España declaran su profundo malestar por tener que estar en boca de todo el mundo, y de algunas autoridades en particular.
Una vez más, bromas aparte, a la opinión pública, los consumidores y los ciudadanos en general de este país ante una crisis alimentaria de este calibre, nos toca pasar los días de la crisis sin saber a quién hay que creer y en quien se debe confiar exactamente para realizar un consumo responsable, dada la diferencia significativa que hay entre las versiones nacionales y comunitarias, y sobre todo por la falta de información científica rigurosa.
Una vez esté controlado el brote y los productos que lo provocaron ,todo esto pasará a un segundo plano, pero la duda, después de todo ,para algunos de nosotros será inevitable.
¿Primará en próximas ocasiones el interés sanitario sobre el económico, sobre todo a la hora de dar una versión veraz y rigurosa de los hechos?.
Tremendo dilema.
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