El color de la Luna como la observamos habitualmente en el cielo es de un amarillo oscuro, muy parecido al de la arena sucia, pero extraordinariamente entre tres y siete veces en cada siglo se pueden observar bajo condiciones muy determinadas dos Lunas azules en un mismo año.
Actualmente se denomina Luna azul "blue moon" a la segunda Luna llena ocurrida durante un mismo mes del calendario gregoriano (el usado habitualmente en occidente), lo que sucede aproximadamente cada dos años y medio.Originalmente el término se refería al cuarto plenilunio de una estación cualquiera del año.
Es un fenómeno muy raro sobre todo teniendo en cuenta que el intervalo que media entre dos lunas llenas es de aproximadamente 29,5 días, y un mes medio tiene 30,5 días.
Se observó una el 31-12-2009, las siguientes lunas azules se producirán en agosto de 2012, julio de 2015, enero y marzo de 2018, octubre de 2020, agosto de 2023, mayo de 2026, diciembre de 2028....
Cuando por fenómenos tales como incendios, erupciones de volcanes, tormentas y otros, se producen cenizas, humos aceitosos, etc que liberan a la atmósfera partículas de unos tamaños determinados la Luna se puede observar de distintas tonalidades a la habitual, desde un color rojizo a un color azul o incluso verdoso.
La diferencia entre que la Luna se vea roja o azul radica fundamentalmente en el tamaño de las partículas emitidas a la atmósfera.
Durante el eclipse lunar de hace pocos días la Luna presentaba una tonalidad marrón-rojiza debida a la presencia de partículas en suspensión atmosférica. Cuando la Luna o el Sol se encuentran muy bajos en el horizonte, suelen presentar una coloración rojiza, pero cuando entran en juego las emanaciones de las erupciones volcánicas esta tonalidad es perceptible incluso cuando éstos se encuentran lejos del horizonte.
Esto es debido a que las partículas grandes se depositan rápidamente en el suelo, pero las más pequeñas de tamaños inferiores a una micra llegan hasta las capas altas de la atmósfera, donde pueden permanecer meses e incluso años.
Si son lo suficientemente pequeñas entra en acción la dispersión de Rayleigh, es decir, la luz azul se dispersa en otras direcciones (longitudes de onda corta), y la que alcanza nuestros ojos tiene mayor proporción de luz roja (longitudes de onda más larga de mayor difusión). Por esta misma razón vemos atardeceres rojos y cielos azules.
Las nubes de ceniza y polvo lanzadas hacia la atmósfera por lo incendios y las tormentas generalmente contienen una mezcla de partículas con un amplio espectro de tamaño. Eso sí, la mayoría son menores a un micrón y tienden a dispersar la luz azul. Esta clase de nubes hace que la Luna se vuelva roja, de hecho. Y las Lunas Azules rojas son muchísimo más comunes que las Lunas Azules azules.
Sin embargo, en ocasiones la situación es justo la opuesta, la luz roja se hace a un lado, haciendo que el Sol y la Luna adquieran un peculiar color azul.
Este fenómeno extraordinario solo ocurre si se dan un conjunto de condiciones muy específicas: las partículas responsables deben estar presentes en la atmósfera en cantidad suficiente, han de tener todas un tamaño similar, es decir, deben ser ligeramente mayores que la longitud de onda de la luz roja (0,7 micrones) y también han de ser partículas poco absorbentes.
Es bastante raro que confluyan todas estas condiciones en el tiempo, los aerosoles atmosféricos suelen tener un rango de tamaños muy amplio luego estas circustancias no suelen darse, pero tanto los volcanes como los incendios de los bosques expelen nubes de este tipo.
Algunas veces puede verse incluso verde, como ocurrió durante el año 1883 cuando el volcán Krakatoa de Indonesia entró en erupción, las cenizas del volcán fueron las responsables del color azul de la Luna ya que las nubes de ceniza estaban llenas de partículas de aproximadamente un micrón (una millonésima de metro) de diámetro, el tamaño justo para dispersar fuertemente la luz roja, mientras que permite que pasen otros colores.
Así, los haces de luz blanca de la Luna que pasaban a través de las nubes, emergían de color azul y algunas veces de color verde. Estas Lunas persistieron durante años tras la erupción. También se vieron Soles de color lavanda y por primera vez nubes noctilucentes.
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